El ritmo de vida diario nos lleva a adquirir unos hábitos en los que, con el tiempo, empiezan a surgir problemas de salud y es en este sentido donde nuestra alimentación juega un papel muy importante.
Hoy vamos a tratar cómo podemos mejorar nuestra salud con tan sólo hacer una pequeña variación en el tipo de bebidas que ingerimos.
Los tés (y especialmente los rooibos que no llevan teína), son un complemento ideal en nuestra dieta para llevar una alimentación más sana. Estamos demasiado acostumbrados a tomar bebidas estimulantes como el café, el alcohol, refrescos excitantes con azúcares añadidos, etc..., que lejos del estado de energía momentáneo que nos proporcionan, tomadas en exceso, sólo perjudican nuestra salud. Sin embargo el té, en todas sus variantes, es un complemento ideal para nuestro organismo y se lleva tomando desde hace miles de años. Es la segunda bebida en cuanto al número de personas que la consumen actualmente en el mundo (después del agua) y existen más de 300 variedades conocidas.
Os propongo descubrir algunas de sus propiedades para que, si lo deseáis introducir en vuestra dieta, poder elegir el que más se adapte a vuestras necesidades.
Existen básicamente 4 tipos de té: té blanco, té rojo, té verde, té negro, además del rooibos (que no lleva teína).
Es muy importante tener en cuenta que el té (que contiene teína) al igual que el café (que contiene cafeína), son dos bebidas excitantes, por lo que si no se desea tomar ningún tipo de excitante (bien sea por decisión propia o por recomendación médica), se debería entonces recurrir a las infusiones o al rooibos.
Té blanco:
Se le considera el más suave y es un poderoso aliado contra la retención de líquidos. Activa la circulación de la sangre y oxigena la piel. Disminuye el cansancio, libera la mente y fortalece la voluntad. Antiguamente era considerado por los emperadores chinos como el elixir de la juventud.
Té rojo:
Posee propiedades depurativas y estimula las secreciones digestivas, con lo que favorece la digestión de alimentos pesados, siendo ideal después de una comida copiosa. Además acelera el metabolismo del hígado, favorece la reducción del colesterol y reduce la grasa corporal, por lo que es muy utilizado en dietas de adelgazamiento.
Se utiliza además para reforzar el sistema inmunitario y puede ayudar a curar pequeños estados depresivos.
Té verde:
Ayuda a frenar el envejecimiento y el avance de las enfermedades degenerativas. Es antioxidante. También presenta acciones diuréticas de sustancias de deshecho del organismo. Disminuye los niveles de azúcar en sangre y posee ligeros efectos antibióticos.
Té negro:
Contiene taninos que poseen un efecto astringente y su consumo es muy beneficioso en el caso de trastornos digestivos. Se trata de una buena bebida estimulante que contribuye a vaciar la mente y despertar el organismo.
Rooibos:
No se trata de un té propiamente dicho porque no contiene teína, por lo que es muy indicado para personas que no puedan tomar ningún tipo de excitantes y sí quieran disfrutar del sabor de un buen té. Se trata de una planta silvestre de origen sudafricano. Posee un potente efecto remineralizante y es un antialérgico natural.
Ayuda a mantener la longevidad de los huesos. Es una excelente bebida para los deportistas.
Recomendación para la primavera: Té con menta.
Una buena recomendación de cara a la primavera es la de añadir a cualquiera de los tés elegidos unas hojas de menta. Esto nos ayudará a estimular el aparato digestivo y a digerir mejor las grasas ahora que se acerca el verano.
Después de ver todos los beneficios que nos producen en nuestro organismo la ingestión de los tés os propongo hacer un pequeño esfuerzo para cambiar, aunque sea un poco, nuestros hábitos alimentarios y aprovechar lo que la naturaleza y la sabiduría milenaria nos otorga, sin ningún tipo de manipulación química.
"Las pequeñas variaciones tomadas con conciencia, son las que producen cambios más profundos"
Shira