Podemos sentir temor al fracaso, a lo desconocido, a perder lo que se tiene, el control,...., y muchas otras variantes del miedo, que tienen en común el presentarse generalmente camufladas por un manto de justificación para "no hacer", y dejar las cosas como están.
Sentir temor a algo no es malo en sí mismo, ya que desde el inicio de la vida del hombre en la Tierra nos ha servido de mecanismo de alerta frente a peligros que pudiesen surgir y amenazasen nuestra existencia. Eso nos ayudaba a tomar la decisión de huida frente a enemigos más poderosos. Podíamos decir que se trataba de un mecanismo de defensa para preservar nuestra vida.
El problema radica en que en la sociedad actual, podemos sentir miedo ante situaciones que no ponen en peligro nuestra integridad física y paralizarnos, dejando de hacer aquello que en realidad queremos hacer.
Es aquí donde radica el verdadero problema, pues rara vez nos damos cuenta que en la toma de nuestras decisiones suele existir un componente de miedo injustificado, que solemos camuflar con cualquier tipo de excusa.
Cuando esto se convierte en nuestra pauta de conducta frente a cualquier situación, podemos vernos recluidos en una jaula voluntaria de la cual sólo nosotros poseemos la llave.Es fácil en el caso de una enfermedad crónica, reducir cada vez más nuestra actividad por temor a una recaída, y acabar así en una jaula cada vez más pequeña por miedo a lo que nos pueda pasar.
Incluso pueden darse casos extremos en los que "el miedo" adquiere un cariz realmente limitante para la persona que lo padece, como en el caso de los ataques de pánico. En estas situaciones nuestra mente va por delante y se pone a pensar lo peor de los casos posibles frente a situaciones cotidianas. Esto genera que nuestro cuerpo actúe como si estuviese en peligro mortal y se activen todos los mecanismos de huida (en reposo), que pueden incluso a generar el desmayo de la persona que lo sufre.
Indudablemente, si se padecen estos ataques de pánico, se produce un cierto temor a que se vuelvan a repetir, lo cual retroalimenta al miedo y la persona que los padece tiende a encerrarse aún más en su jaula por temor a salir.
Sin embargo, en las mayoría de los casos el temor emerge de manera mucho más sutil y hace que nos pongamos límites nosotros mismos a avanzar en lo que deseamos realmente en la vida, (bien sea hacer un viaje, cambiar de trabajo, ser padres....).
El miedo nos paraliza y nos hace esclavos de nuestros temores.
Pero ¿y si tomásemos conciencia de que en la mayoría de los casos actuamos de esta manera y nos atreviésemos a realizar pequeños cambios en nuestra vida?.
¿Y si un día a la semana variamos nuestra ruta para ir al trabajo?, o ¿ y si probamos introducir productos nuevos en nuestras comidas?, o, ¿y si salimos a pasear un día de lluvia en lugar quedarnos en el sofá?...... A lo mejor vemos que no pasa nada.
"Cuando el objetivo te parezca difícil, no cambies de objetivo; busca un nuevo camino hacia él".
Confucio
Bibliografía recomendada:
Título: Miedo
Autor: Thich Nhat Hanh
Editorial: Kairos