"NO EXISTEN DÍAS GRISES SI HAY LUZ EN TU CORAZÓN"

sábado, 18 de mayo de 2019

EL PODER DE LA MENTE

A lo largo de mi vida he podido comprobar lo mucho que mis pensamientos me han influenciado en cada paso que realicé.
Poseemos una máquina perfecta llamada "mente", muy superior al más potente de los ordenadores existentes, la cual creemos saber utilizar y sin embargo es ella la que nos maneja la mayor parte del tiempo.
A todos nos ha sucedido en más de una ocasión, que no podemos deshacernos de un pensamiento por más que lo intentemos. No paramos de repetir escenas pasadas o proyecciones de lo que creemos un futuro en nuestra mente, sin poder evitarlo y muchas veces convirtiéndose en un pensamiento obsesivo.
Nos pasamos la mayor parte del día planificando, pensando, imaginando. Incluso cuando creemos que estamos realizando una tarea, descubrimos que nuestra mente se encuentra divagando en cualquier otro lugar.
Darme cuenta de esto me llevó gran parte de mi vida y mucho sufrimiento, pues no era consciente de no estar nunca en el presente, aunque yo creyese que sí lo estaba, disfrutando de cada momento.
Este es uno de los motivos por los que me interesé por la meditación, concretamente por el mindfulness.
Hoy tan sólo me gustaría contaros un cuento que ilustra perfectamente el poder que ejerce nuestra mente sobre nuestras acciones y el poco control que solemos tener sobre ella. Está extraído del libro "Ingeniería Interior" escrito por el yogui "Sadhguru".
Espero que os guste.


Sucedió una vez.....Un hombre que deseaba adquirir poderes sobrenaturales fue de gurú en gurú buscando este conocimiento desesperadamente. Su búsqueda le llevó hasta una ermita remota en la India.
El gurú de ese lugar adivinó el propósito de su búsqueda y trató de disuadirlo:
- ¿Qué harás con esos poderes?, ¿qué importancia tiene aprender a caminar sobre el agua u otras cosas llamadas sobrenaturales?. No malgastes tu vida en vanos afanes, mejor sería enseñarte meditación.
Aunque el maestro intentó quitarle la idea de la cabeza, el hombre se mantuvo firme.
- Bueno, si tienes tanta determinación, date un baño en el río mañana a las cuatro de la madrugada y ven a verme.
Te iniciaré en los secretos de lo sobrenatural (accedió finalmente el gurú).
El hombre estaba entusiasmado. Se bañó en un gélido río que le heló la sangre, y se fue a ver al maestro.
- Verás, es muy sencillo. Tengo un mantra secreto. Si lo pronuncias tres veces al día durante los próximos cuarenta días, poseerás todos los poderes sobrenaturales (le propuso el maestro).
Seguidamente le reveló el mantra:

Asatoma sadgamaya.
(Condúceme de la ignorancia a la verdad)
 
 
-Tienes que repetir este mantra sagrado tres veces al día y toda la esfera de lo sobrenatural será tuya. Eso sí, al pronunciar el mantra no debes pensar en palomas (añadió el maestro).
El hombre estaba sorprendido por la simplicidad de la práctica.
-¿Nada más? (preguntó contento). ¿Puedo irme ya?.
-Por supuesto. Vete y regresa al cabo de cuarenta días (respondió el gurú).
El hombre se marchó sumamente emocionado.
- ¡Este gurú tonto me ha revelado todos sus secretos sin siquiera cobrarme!, y me ha aconsejado que no piense en palomas. ¿Por qué habría de hacerlo?. ¡Qué advertencia tan ridícula!.

Descendió la montaña y llegó a la ribera del río Ganges. Se bañó en el río sagrado y se sentó para iniciar su práctica.
Pero tan pronto como había pronunciado la primera palabra "asatoma", empezó a pensar en palomas. Cada vez que aparecía una paloma en su mente se daba otro baño en el río. Trató de recitar el mantra adoptando diversas posturas yóguicas, pero cada vez que pronunciaba la primera sílaba, en su mente surgía una multitud de palomas.
Al cabo de una semana de intensa práctica ya no le era necesario el mantra: su mente se había convertido en un universo repleto de palomas, una pesadilla de palomas de todos los colores y tamaños. Acosado por esa bandada de palomas e incapaz de hacer cualquier otra cosa, el hombre regresó adonde el gurú y le dijo:
- Ya no quiero tus malditos superpoderes, ¡solo libérame de estas palomas!.

Si te dices a ti mismo que no quieres pensar en alguna cosa concreta, eso será lo primero que aparecerá en tu mente.


"El que hace acequias controla el agua, el carpintero domina la madera, el sabio domina su mente"
(Buda)









 
 

sábado, 13 de abril de 2019

EL ELEFANTE ENCADENADO

La siguiente historia está extraída de un libro de Jorge Bucay ("Déjame que te cuente"), que me impresionó mucho cuando la leí por primera vez y refleja cuanto nos limitamos a nosotros mismos.
Me he permitido adaptarlo un poco para que se ajuste más al contenido de este blog.
Espero que os guste.


Una vez existía un niño al que le encantaba el circo y los animales que en él podía ver.
Especialmente se sentía muy atraído por los elefantes. Así que, cuando supo que un circo iba a visitar el pequeño pueblo en el que vivía, le pidió a su abuelo que le llevase a verlo, ya que solían hacer muchas cosas divertidas juntos y seguro que su abuelo estaría encantado.
Cuando llegó el día de la función, el niño sólo estaba esperando para ver la actuación del elefante.
Por fin éste apareció exhibiendo toda su fuerza y su imponente presencia para deleite del niño.
Sin embargo, cuando después de la función le pidió a su abuelo que le llevase a ver dónde descansaba el elefante, lo vio atado a una cadena que aprisionaba una de sus patas sujeta a una pequeña estaca clavada en el suelo.

El niño observó que la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, le pareció que ese imponente animal sería capaz de arrancarla con facilidad de la estaca y huir.
El niño le preguntó entonces a su abuelo lo que parecía evidente: "¿Por qué no huye el elefante?".
A lo que su abuelo le respondió; "Porque está amaestrado".
Entonces el niño hizo otra pregunta a su abuelo: "Pero si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?".
A lo que su abuelo ya no supo qué contestar.

Pasaron los años y aquel niño casi olvidó el misterio del elefante y la estaca. Hasta que un día, siendo ya un joven, encontró a otra persona que había sido lo bastante sabia para encontrar la respuesta y le dijo: "El elefante del circo no escapa porque cree que ¡¡¡NO PUEDE!!!!. Ha estado atado a una estaca desde que era muy, muy pequeño. En aquel momento sí que intentó soltarse empujando y tirando de la estaca pero, como era pequeñito, a pesar de todo su esfuerzo no pudo conseguirlo. La estaca era entonces demasiado fuerte para él.
Seguramente lo probó varias veces, pero nunca podía liberarse y acabó agotado. Hasta que un día, un terrible día para el elefantito, acabó aceptando su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso que vemos en el circo atado a una estaca, no se escapa porque cree que ¡NO PUEDE!.
Y lo peor es que jamás intentó poner a prueba su fuerza otra vez"

Ante esta explicación, el joven se entristeció y pensó que todos somos un poco como ese elefante del circo.
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas invisibles que nos restan libertad.
Vivimos creyendo que no podemos hacer un montón de cosas simplemente porque alguna vez las intentamos y no pudimos. Y nos decimos "NO PUEDO....NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ".
El joven reflexionó sobre esto y se prometió encontrar las estacas a las que sin saberlo, si duda él también estaba atado.

¿Sabes tú cuales son las tuyas?..........




"No digas imposible. Di que no lo has hecho todavía"
(Proverbio Japonés)